La Historia de los sellos de correo y la filatelia
El primer sello de correos se puso en circulación el 6 de Mayo de 1840, esta iniciativa fue del profesor británico Sir Rowland Hill.
En esta fecha, el empleo de sellos de correos o estampillas fue una novedad utilizada inicialmente en Inglaterra para el franqueo de la correspondencia, rápidamente alcanzó un gran éxito porque otros países adoptaron esta iniciativa.
En principio, el pago del importe de la correspondencia lo realizaba el destinatario (el cual podía no aparecer, o negarse a pagar), lo que ocasionaba grandes inconvenientes y pérdidas considerables para el correo.
Este primer sello del mundo, se conoce popularmente como "penique negro" por su color negro y su valor de un penique.
Este ostenta en su diseño la imagen de perfil de la reina Victoria de Inglaterra, realizado con la belleza y el rigor que correspondía a esta singular creación del hombre, que desde entonces se convirtió en la garantía del pago previo de la correspondencia.
Luego de que el uso del sello de correos se extendió por todo el mundo generalmente se opto por diseñar las nuevas estampillas con imágenes representativas de los gobernantes de los diferentes países, por tal razón se hacía con esmero artístico.
Esto provocó que las estampillas tuvieran suficiente complejidad para evitar las falsificaciones, teniendo en cuenta que el sello es un valor que representa la moneda de cada nación.
Todo este cuidadoso y detallado diseño miniaturista, daba como resultado atractivas imágenes que rápidamente atrajeron la atención de numerosas personas que decidieron conservarlos.
El uso de las estampillas de correo trajo consigo lo que hoy conocemos como filatelia que no es más que la afición por los sellos y su colección.
En España se le define como el arte que trata del conocimiento de los sellos, principalmente de los de correos.
Se puede afirmar sin lugar a dudas que la filatelia es tan antigua como el sello mismo.
La afición a coleccionar sellos de correos empezó poco después de la introducción de los sellos para el franqueo de la correspondencia y demás envíos por la vía postal en 1840.
El doctor Gray, oficial del Museo Británico, empezó a coleccionarlos inmediatamente luego de su aparición, y en un número del periódico “The Times” de 1841 salió un anuncio solicitándolos.
Poco a poco fue cundiendo la afición al coleccionismo y con ella se introdujo el comercio de la compraventa, aunque en un principio fue de muy poca importancia por ser muy escasas las variedades y carecer los sellos de muchas de las circunstancias que más tarde los harían apetecibles.
A medida que los sellos fueron más en número y los de las primeras emisiones se hicieron más raros, la dificultad en reunirlos excitó la emulación de mucha gente, y así ya en 1858 (sobre todo en Inglaterra) se encuentran coleccionistas de sellos pertenecientes a lo más selecto de la sociedad (intelectuales, hombres de negocios, banqueros, etc.).
De Inglaterra pasó la afición a Bélgica, Francia y Alemania.
Con la aparición en 1874 de
En Barcelona, España, la primera sociedad filatélica del país fue fundada en 1888.
Desde los inicios de la puesta en circulación del sello de correos el propio Rowland Hill, a través de su hijo Pearson comenzó a solicitar a los países que acogían el sistema de franqueo ideado por él, que le enviaran ejemplares de los sellos que emitían, para guardarlos como referencia de su gran invento, que sin dudas revolucionó el correo en su época.
Desde entonces, la filatelia ha ganado millones de adeptos en todo el mundo, debido a que esta forma parte de la historia nacional o regional, con personajes ilustres, monumentos, pintura o historia postal.
En los sellos también quedan representadas la fauna y flora de los países, por lo que con estos se pueden presentar los encantos de las naciones y hasta realizar campañas de preservación de los mismos.
Algunos sellos, en particular aquellos con errores de impresión raros pero conocidos, llegan a adquirir un valor comercial muy elevado.
El nombre de filatelia se debe al coleccionista francés G. Herpin, quien lo propuso en un artículo escrito para el periódico “Le collectionneur de Timbres Poste”, de París, y que salió publicado el día 15 de noviembre de 1864.
El vocablo lo formó de dos palabras griegas: philos, que significa amante, y atelia, derivado de ateles, que significa pagado previamente o pagado de antemano. El vocablo filatelia terminó imponiéndose de forma universal.
En España no es admitido por
Más que la cantidad, es la rareza de los ejemplares de la colección lo que le da valor a ésta.
La primera exposición filatélica tuvo lugar en Viena, Austria, en 1890.
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